Imágenes publicadas en distintas plataformas que son reproducidas miles de veces. La más brutal de todas: el cuerpo de Francisca se desploma mientras sus herramientas de trabajo caen alrededor de ella. Una víctima más se suma a las miles de vidas quebradas impunemente.
Francisca no está ni estará sola. Tiene una red familiar y de apoyo que hace que su batalla por la vida multiplique infinitamente su sentido. Su lucha, es también la nuestra. De todas, todos y todes. Precisamente, en ese genuino ejercicio de solidaridad, la cautela, previsión y respeto por la dignidad de nuestra compañera y su familia debe ser una de las mayores prioridades hoy, en tiempos en que la incertidumbre, la rabia y el dolor intentan dominarlo todo.
Por eso, les pedimos evitar procesos de revictimización que dañan profundamente a familiares, amigos y círculos cercanos, para quienes la viralización incesante y el uso morboso y desvergonzado de violentas imágenes no hace más que aumentar el agobio, el dolor y desvanecer las esperanzas.
Cuidemos la manera en la que informamos sin perder nunca de vista que la vida y la dignidad de las personas son los principios más preciados. Sólo desde ese lugar de amor y solidaridad, el ejercicio profesional podrá aportar realmente en la construcción de un mundo donde situaciones tan dolorosas como ésta no se vuelvan a repetir nunca más.
Allí habita nuestra utopía.
Con Francisca y con Justicia.