Urge definir una política pública para “cuidar a los
cuidadores(as), incluida una digna compensación económica.
Por Felidor Contreras Muñoz
Ruth, es hoy una mujer de poco más de 50 años de edad,
delgada, pero con una entereza, fuerza y amor como hay pocas…Y, aunque por
naturaleza, sin duda fue alegre, divertida, - y algo de esa alegría todavía le queda- los golpes de la vida se reflejan en su
rostro, en su mirada. Tiene cuatro hijos, dos de los cuales están postrados
desde que nacieron y ya tienen 30 años.
¡Toda su vida postrados en cama!
Toda su vida, Ruth, con un inmenso amor de madre, ha estado
con ellos, las 24 horas del día, los 365
días del año…sin horario, sin descanso, sin feriados o festivos, sin
vacaciones… como lo hacen todas las cuidadoras (es).
Margarita, Carmen Gloria y Jessica cuidan a sus respectivos
padres… Y, Cecilia, que por 7 años cuidó a su esposo hasta su fallecimiento, sin
descanso, sin intervalo, siguió cuidando a su hermana menor…cuya salud se
deteriora día a día.
Duro, terrible, agotador…estresante, angustiante, depresivo a
veces, faltan adjetivos para describir la realidad, que a ratos llama a la ira
y todo ello, en muchísimos casos, agravado por la pobreza.
Otras personas- la mayoría mujeres, muy pocos hombres- cuidan
a sus seres queridos, también postrados, o dependientes, víctimas de diversas
enfermedades y en muchos casos con demencia senil, alzheimer u otras formas de
pérdida de la memoria. Son personas que físicamente están ahí, pero no están…, la
expresión más usada es “están como idos”. Ya no conocen, no recuerdan, ni
siquiera a su esposa, a su madre, a su hermana, a su sobrina, que llevan años
cuidándolos o, simplemente, a la caritativa vecina que todos los días viene a
darle su comida.
Viven sin vivir
Es un mundo del que poco se habla. Años ha era peor.
Simplemente estos pacientes se ocultaban en la última pieza de la casa. No
existían para los familiares, los vecinos y menos para la sociedad, para los
gobiernos, para el Estado. Hoy, el Estado, no asume plenamente su
responsabilidad en este campo, dejando todo el peso en manos de cuidadoras (es)
individuales. Se da, entonces, en muchos casos, un cuadro doloroso, terrible,
de esos “que dan ganas de llorar a gritos”: viejo(a), pobre (con pensiones de
miseria), enfermo(a) y postrado(a).
La pandemia del covid-19 empeoró la situación.
Muchas cuidadoras, algunas jóvenes incluso, por cuidar a su
madre, a su padre u otro familiar postrado, ven truncado su proyecto de vida,
se aíslan al interior de su hogar, terminan sus relaciones sociales, postergan
o caducan sus estudios… Y, cuando el objeto de su atención, de su cuidado
fallece, se encuentra que no tiene nada: ni trabajo, ni profesión, ni hijos, y
ni siquiera una pensión o estipendio que compense medianamente los muchos años
que cuidó a un ser querido y en muchos casos, ya está vieja (o) para empezar de
nuevo…
Lorena, tuvo que dejar sus estudios universitarios de
sicología para dedicarse, de tiempo completo, a cuidar a su madre durante 17
años, aquí, en El Quisco. Hoy, a sus 40 años de edad, ni siquiera ha podido
encontrar un trabajo estable, con contrato indefinido y seguridad social. Nada.
¿Cómo compensa el Estado los 17 años que ella dedicó, con todo su amor, al
cuidado de su madre?
El Estado, la sociedad mira para el lado. O hace muy poco
frente a la magnitud del problema, Existe, en este momento, el programa
Política Integral de Envejecimiento Positivo, que comprende tres niveles: centros diurnos para los mayores con nivel de
dependencia leve; cuidados domiciliarios para los mayores con dependencia
moderada o severa, que pueden continuar residiendo en sus casas y un subsidio a
los establecimientos de larga estadía administrados por instituciones sin fines
de lucro, para mayores con dependencia severa. Los dos primeros dan un alivio
al cuidador (a).**
Esto ha sido un importante avance porque tiene una mirada de
corto y largo plazo, pero el programa es insuficiente. Le faltan recursos
económico-financieros y humanos para alcanzar a los 3 millones de chilenos con
discapacidad, muchos de ellos dependientes, que necesitan urgente atención del
Estado…Hay que tener en cuenta que en el país existen hoy más de 200 mil
personas con alhzeimer y más de 600 mil cuidadores(as) informales. Frente a
estas cifras, nadie puede conformarse con dar atención de salud a 20, 200 o 500
pacientes dependientes, postrados, en sus diversos grados, de alguna comuna o
región.
Es imperativo hacer más, mucho más, ahora…Mañana puede ser
tarde para muchos chilenos dependientes o postrados. En este mundo el mañana es
hoy, o simplemente no es.
Sé, por mi experiencia de 8 años como socio cooperador de la
Agrupación de Cuidadores y Amigos de Postrados de El Quisco, que el problema es
complejo. Desde el punto de vista de la salud se requiere una mirada y atención
multidisciplinaria y en lo económico muchos más recursos de los que hoy destina
el Estado a este sector de la población.
Tan difícil es el tema que los expertos y académicos todavía
no se ponen de acuerdo para definir qué es un cuidador o cuidadora, qué labor
realiza. La Cepal, Comisión Económica para América Latina y El Caribe, propuso
el 2009, hablar de “acciones que la sociedad lleva a cabo para garantizar la
supervivencia social y orgánica de quienes han perdido o carecen de autonomía
personal y necesitan de ayuda de otros para realizar los actos esenciales de la
vida diaria”. Esto se traduce en ayudar material, económica y psicológicamente
a la persona en su vida diaria, en cosas tan básicas como bañarse, comer,
movilizarse, etc.
Es lo que hacen a diario nuestras cuidadoras(es), tanto las
permanentes, también llamadas informales, como las de “respiro”.
En su momento, cuando la sociedad decida hacer de los
cuidadores(as) sujetos de derecho, la ley deberá definir el concepto. Hay que
empezar por ahí… Ojalá eso sea pronto. Desde el 2019 existen conversaciones
entre los Ministerios del Trabajo, Desarrollo Social y el Congreso Nacional
para abordar el tema. Han pasado ya dos años, varios pacientes y cuidadores(as)
han fallecido esperando una mano protectora, amiga, tierna, acogedora, amorosa
del Estado… Hasta ahora, sólo se sigue conversando.
La Unidad
Esta dura realidad
llevó, ocho años ha, a un grupo de cuidadoras (es) de la comuna de El Quisco,
Región de Valparaíso, a unirse para ayudarse mutuamente, para compartir penas,
alegrías y buscar apoyo, comprensión y ayuda de las autoridades.
Se formó la AGRUPACIÓN DE CUIDADORES Y AMIGOS DE POSTRADOS de
El Quisco, cuya primera presidenta fue Marcela Zurita Mora y que tiene como
consigna que “si no cuidamos a las cuidadoras (es) no tendremos uno sino dos
enfermos, la cuidadora y el postrado”. La Agrupación, se ha convertido, para
todas sus socias y socios, en un muy buen refugio y en un referente y
contraparte seria, responsable y honesta para todas las autoridades. La
Agrupación hace, en la media de sus fuerzas y ha demostrado tener mucha, lo que
el Estado debe hacer y no hace, por los cuidadores(as) y los postrados.
Esta organización, con personalidad jurídica, es única en su
género en todo el país y su abnegación, su espíritu solidario para ayudar al
prójimo es tal, que, pese a la pandemia, ha seguido trabajando, preocupándose
de la salud de los(as) cuidadores (as) y de sus pacientes. Hoy, tiene 10
“cuidadoras de respiro”, entrega al mes unas 200 atenciones, reparte pañales,
sabanillas y otros elementos de aseo y atención a los postrados.
La Agrupación, por su labor humanitaria, de voluntariado, ha
recibido el apoyo de la comunidad y de la I. Municipalidad de El Quisco, en
especial de su alcaldesa Natalia Carrasco Pizarro, de los Ministerios de Salud
y de Desarrollo Social.
Antes del covid-19 el CESFAM informaba de 120 enfermos dependiente
en la comuna…Hoy, así lo informó la directora de este organismo, María José
Farías, hay 132, de los cuales 87 tienen dependencia severa, 33 dependencia moderada
y 12 PAD (Pago asociado a diagnóstico). ¿Cuántos serán a nivel nacional? ¿Qué
atención reciben?
La Agrupación, con la ayuda de médicos, sicólogos,
psiquíatras, enfermeras, kinesiólogos y otros profesionales del área de la salud,
capacita a sus asociados (as) para que den la mejor atención a sus pacientes y
para que enfrenten de la mejor manera posible la difícil – por decir lo menos-
tarea de cuidar a un enfermo postrado… que, como el caso de Ruth, ya lleva tres
décadas. A través de esta permanente capacitación, la Agrupación, forma también
a las “cuidadoras de respiro”. Estas, son personas que van a las casas de los
postrados y de 9 a 14 horas, reemplazan a la cuidadora permanente (esposa,
hermana, etc.) para que ella pueda, por algunas horas al menos, salir, hacer
trámites, recrearse, sabiendo que su paciente está en buenas manos, bien
cuidado.
El tema tiene relación con dos proyectos de ley que se
discuten actualmente en nuestro país: la remuneración o compensación económica
a quienes cuidan a una persona dependiente y la eutanasia.
En el primer caso, el Ministerio de Salud, previo informe de
la enfermera de cada CESFAM, da un estipendio (pago por algún servicio) que hoy
es de apenas 29 mil pesos mensuales, sólo a las cuidadoras de enfermos
“postrados severos”. Cifra absolutamente insuficiente. ¿Cuánto debería ser? A
lo menos el salario mínimo, o como se está planteando ahora, una renta básica
solidaria universal mensual.
En el segundo caso, el de la eutanasia, puedo decir que
corren las lágrimas, se aprieta el corazón, cuando alguna socia de la
Agrupación cuenta en las reuniones, que la vida que lleva su esposo o su hijo,
postrado por años, “ya no es vida” y que sería “mucho mejor que el Señor se lo
lleve”. Explica que “no es que quiera que muera, pero verlo así como está, sufriendo,
con dolores terribles que ni la morfina aplaca, en los puros huesitos y sin
conocer a nadie…me parte el corazón, me parte el alma. No sé qué hacer. Los
médicos me han dicho que no pueden hacer nada más. Eso no es vida para él ni
para nadie”.
Tras estas palabras, sólo se escucha el silencio,
interrumpido por el sollozo de alguna socia que no soporta recordar por lo que
ya pasó o está pasando. El dolor, la pena, la angustia, se sienten en el aire.
Aquí, se ve cuan unidas están la vida y la muerte… llegamos a
hablar de ambas con una naturalidad que nos sorprende. La parca, con traje
negro y guadaña, ya no nos asusta como antes, aunque salga de sorpresa detrás
de una oscura esquina o de algunos matorrales. Casi todos los días estamos
hablando de ella y… no faltan quienes la esperan o llaman para “descansar” de
las penurias de esta vida.
La destacada e incansable actual presidente de la Agrupación de
Cuidadores y Amigos de Postrados de El Quisco, Aurora Ubeira Godoy, dijo que lo
que echamos de menos es la presencia del Estado, tanto en una mejor atención a
los postrados como a sus cuidadoras (es).
“Es indispensable, señaló, fortalecer los programas de salud
destinados a la atención a los enfermos postrados no sólo en El Quisco, sino en
todo el país, porque este es un problema nacional. Es urgente también, como
decimos nosotros, “cuidar a las cuidadoras”, elevar el estipendio al nivel del
salario mínimo o a la renta básica solidaria mensual, otorgar este
reconocimiento, esta compensación no sólo a quienes cuidan “postrados severos”,
sino a todas las cuidadoras (es), en especial a quienes han dedicado su vida al
cuidado de un paciente”.
Indicó que en El Quisco – y lo mismo ocurre en numerosos otros
lugares del país- se necesita con urgencia una Casa de Corta y Larga Estadía o
Acogida, enclavada en un medio ambiente grato, donde los pacientes sean
atendidos por profesionales de la salud, capacitados especialmente para
responder a las necesidades de este sector de la población, los dependientes,
en sus diferentes grados, los postrados y sus cuidadoras (es).
“No debemos olvidar- señaló Aurora Ubeira Godoy - que estamos
hablando de personas que, en muchos casos, están en la etapa final de su vida y
lo menos que puede hacer la sociedad es ayudarlos a pasar esta última etapa dignamente,
humanamente y no olvidados y abandonados, como lamentablemente, todavía
ocurre”.
--*Periodista jubilado, ex dirigente nacional del Colegio de
Periodistas de Chile, ex profesor de periodismo económico de las Ues. Academia
de Humanismo Cristiano y Bolivariana. Actualmente vive en El Quisco, es
presidente de la Junta de Vecinos de su sector y socio cooperador de la
Agrupación de Cuidadores y Amigos de Postrados de El Quisco.
--**DESAFÍOS PÚBLICOS EN LA PROVISIÓN DE CUIDADO DE LAS
PERSONAS MAYORES DEPENDIENTES EN CHILE María Beatriz Fernández L. Instituto de
Sociología UC y miembro Centro Estudios de Vejez y Envejecimiento UC. M°
Soledad Herrera P. Instituto de Sociología UC y miembro Centro Estudios de
Vejez y Envejecimiento UC. Sara Caro P. Escuela de Trabajo Social UC .
--Si Ud. decide contactarse con la AGRUPACIÓN DE CUIDADORES Y
AMIGOS DE POSTRADOS DE EL QUISCO puede llamar a su presidenta Aurora Ubeira
Godoy, al +56996539206 o a la secretaria Margarita Bustos, al +56995838434.
El Quisco, mayo de 2021
Sería bueno que el estado copere para quie sea ley la alluda es necesario para todos los que estamos pasando esto es fuerte
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