Acaba de cumplirse poco más de un mes desde el primer caso de Covid‑19 en
Chile y hoy, con esta pandemia, no solo nos enfrentamos a graves consecuencias para
la salud y la economía, sino que también, y aunque parezca muy extrañamente
directo, a desafíos y oportunidades periodísticas.
El Covid-19 no ha distinguido clases sociales y de hecho el foco de los
“infectados” partió a nivel nacional en los sectores más acaudalados. Claro,
esta vez no hubo segregación, ya que ahí viven los jefes, quienes luego de
contagiar, tal vez empezaron a discriminar pero, ajeno a este contexto, los
periodistas hemos estado completamente expuestos a la pandemia.
La Araucanía es el vivo ejemplo de varios factores: malos protocolos,
minimización de riesgos por parte de los mismos colegas e, incluso, un “efecto
polilla”. Cabe recordar que en la Seremi de Salud de la Región, se hicieron
conferencias de prensa a mediados de marzo, sin considerar las medidas
sanitarias básicas; hubo besos y abrazos por parte de la autoridad y colegas
sin ninguna protección, pero también hubo autoridades que prefirieron los focos
y cámaras antes del cuidado necesario.
A la larga, y por querer aparecer más en la prensa o ser figura, hubo
serios costos. Dicho de una forma más directa: hay autoridades que prefirieron solo
aparecer en diarios y televisión, en vez de proteger. He aquí una lección
importante: en todos los gobiernos, los de antes, los de ahora y los que
vengan, necesitamos menos “polillas que busquen el foco” y más profesionalismo.
Este incidente, que significó 8 colegas contagiados de la prensa y 4 de
servicios públicos, sirvió para aprender mucho. Hicimos un catastro de los
periodistas y comunicadores que estuvieron en las conferencias de la Seremi de
Salud y luego presentamos un recurso de protección y una orden de no innovar. Esta
última se dio a lugar, por lo que el hospital tuvo por orden judicial, para hacer
exámenes a los colegas. Por otro lado, se presentó una denuncia a la fiscalía
que significó una investigación de oficio.
Hemos aprendido que, ante cualquier situación complicada y aunque
parezca de Perogrullo, debemos ser hábiles al revisar los protocolos y guardar
los documentos que los contengan. Del mismo modo, el contacto entre todos los
colegas es vital, ya que el alejamiento y falta de unión entre nosotros es
nocivo para conseguir objetivos o defensas en este tipo de conflictos.
Debemos unirnos para proteger nuestro derecho constitucional para
acceder a la información en las limitadas conferencias de prensa. Hoy, los
colegas deben hacer esfuerzos gigantes para preguntar, ya que todo es muy
limitado, anulando la capacidad crítica y dejando sin contraste cualquier
decisión que pueda tomarse a nivel de gobierno.
Finalmente, hoy, a raíz de un grave evento que perjudicó incluso la vida
de colegas, nos muestra un escenario positivo para las demandas de las y los
trabajadores de medios de comunicación, en estos momentos donde los derechos
laborales, de salud, de integridad y de acceso a la información se ven
amenazados por actitudes temerarias de terceros. Este error involuntario de la
autoridad, se ha transformado en un precedente y, por primera vez, en estos
últimos años, hasta una Corte cree que se puede resguardar la integridad de los
trabajadores y defender el derecho de las comunicaciones.
Por Santiago Rodríguez
Presidente Regional La Araucanía