“Ven a
beber conmigo en doce copas, doce campanas esta medianoche escucharás el bronce
congelado tañendo nuestro adiós en doce copas"...
Con
una mezcla de dolor, ternura y reconocimiento la familia, amigos y periodistas despedimos
a Renée Gewölb Mayanz. Así en -una o en doce copas- brindamos contigo Renée por
la vida, por el amor, por la amistad, los derechos humanos, por la ética, pero
por sobre todo por tu vida.
A su
belleza reconocida, Renée agregó inteligencia, tolerancia, pasión por el
periodismo y un sentido del humor que la hacen inolvidable para todos. Por eso, es que el Colegio de
Periodistas, a través de la presidenta del Consejo Metropolitano, Oriana
Zorrilla, manifestó los sentimientos de tristeza y el cariño no sólo de sus
colegas, de aquellos que estudiaron con ella, de quienes trabajaron o fueron
sus alumnos, sino que también de quienes disfrutaron de su amistad.
En el
homenaje estaban sus amigas y compañeras de tantos años, María Elena
Hermosilla, Valentina Montiel, Ximena Cid, Ethel Pliscoff, Sara Luz Iturra,
Silvia Selowsky. Estaban también periodistas e otras épocas: Sergio Campos,
Mario Aguilera, Cristián Arismendi, Gonzalo Rojas, entre otros. Y de las, que
no pudieron venir, se sentía su presencia como la de Marta Inostroza que desde
Suecia la invitaba a viajar por el espacio celeste del universo donde su alma
volverá a irradiar entre nosotros. Marta dice desde su exilio “no te conocí en
la primavera de tu vida, aquella que cuentan, en que los autos se detenían para
dejarte pasar. Pero no fue aquello lo que me hizo sentirme tan cerca de ti cuando
nos encontrábamos en aquellas tertulias interminables de un grupo maravilloso
de mujeres periodistas, comprometidas y solidarias. Eras de ese grupo que
siempre fue mi anclaje a este país cuando regresaba” y agrega “siempre, me
cautivaron tus historias vividas entre el glamour y el conocimiento y esa forma
de ser como los periodistas de antaño, de aquellos que no estábamos aspirando a
ser rostro de pantalla o ver nuestros nombres grabados en el papel. Éramos
anónimos vehículos de información y conocimiento. Éramos narradores de
historias humanas, espejos de la realidad en que vivíamos”.
Para
María Elena Hermosilla: “la mesa queda coja, el reloj no da la hora, a pleno
sol hace frío tras el quiebre de medio siglo de amistad”. Las ex alumnas de
Mario Planet, Alejandro Cabrera, Mauricio Amster, Antonio Quintana, y otros y
otras muy brillantes se quedaron para compartir el último café y reflexionar
sobre lo grande e importante que es el misterio de la amistad femenina. “Esa
estratégica relación solidaria, constante, que se teje entre mujeres distintas
o parecidas, con los mismos problemas, que luchan por construir su metro
cuadrado en la vida para sí mismas, su familia, sus amigas”.
Renée Gewölb
comenzó su trabajo periodístico en la radio Chilena y Cooperativa; luego en las
revistas Paula y Clan. En estos medios quedaron sus entrevistas profundas y
cercanas. Luego se sumó a la televisión y a una larga lista de revistas e
instituciones para continuar siendo formadora de periodistas.
Hay
coincidencias entre todos que “será la luminosidad de sus ojos y los tiempos
compartidos para hablar y practicar conocimientos más profundos, aquellos que
desvelan los misterios de la vida, del universo y de los planetas los que
perdurarán. Ella, sabía desentrañar esos mensajes ocultos de las cartas que los
transmitía con un lenguaje fino, rico y tremendamente cercano”, recuerda Marta Inostroza.
Como
bien señala María Elena Hermosilla, Renée Gewölb fue capaz de cultivar una
amistad y un ejercicio del periodismo que no necesariamente significaba
acuerdos, que a veces daba pie a desencuentros, discusiones y que ponía a
prueba valores que son muy necesarios para el periodismo de hoy.
Salud
en doce copas por una periodista que hizo historia.