La crisis provocada por el alza de la tarifa
del transporte público pone en el centro de los cuestionamientos al Presidente
Piñera y a una clase política corrupta y comprometida con los intereses de los
poderosos.
Aquí, el periodista y escritor Roberto Bruna prefiere dedicarle una
carta a los verdaderos responsables de la fractura social que provocó este
estallido.
Señor Bernardo Larraín Matte
Presidente de la Sofofa
De mi consideración:
Te voy a tutear. Te escribo porque creo que
ahora toca hablar con los verdaderos dueños de Chile, aquellos que representan
a esa vieja clase terrateniente-mercachifle y usurera que ha detentado el poder
en este país-hacienda desde hace unos 180 años. Ustedes son los verdaderos
dueños de la riqueza, y suelen siempre pasar colados en estas peleas. Por eso
quiero escribirle a Tarzán y no a los monos. Tú eres de esas familias
tradicionales. Tú estás a la cabeza de un grupo económico, y además eres
dirigente empresarial. Tú eres el hombre. Piñera no existe.
Tú no entiendes de estas cosas que la gente
llama “protestas”, Bernardo. Pero déjame explicarte: era tanta la bronca
acumulada que al final –mira tú cómo son las cosas- terminamos destruyendo lo
más preciado que tenía nuestra ciudad, lo único público que funcionaba más o
menos bien: el Metro. Lo hicimos mierda a pesar de que seremos los más
perjudicados con la suspensión del servicio. Fue como tajearse el rostro
mirándose al espejo en medio de una crisis maniacodepresiva, cosa nada extraña
si consideramos los terribles indicadores de salud mental que tiene la sociedad
chilena. Por décadas hemos vivido sojuzgados por el estrés y la incertidumbre
permanente respecto de si podremos llegar a fin de mes, hasta cuándo podremos
pagar, cuándo llegarán a embargar nuestros pocos bienes debido a las deudas que
“el modelo” nos obliga a contraer… Y bueno, luego están las preguntas más
profundas, esas que se tiñen de existencialismo en una crisis social de esta
envergadura: ¿qué tan precaria se volverá la vida si seguimos por este camino?
Pues la gente cree que el futuro es muy oscuro.
La verdad, Bernardo, es que la cosa ya no
daba para más. Piensa tú que hoy ya tenemos a los primeros pensionados del
sistema que creó Pepe Piñera para ayudarles a ustedes a financiar los negocios
familiares. Muchos han debido asumir el cuidado de sus padres y madres
empobrecidos por jubilaciones de mierda, a los que ni siquiera se les garantiza
una salud decente y oportuna. ¿Habías visto antes a tantos ancianos convertidos
en mendigos? ¿Te has dado cuenta, Bernardo, de toda la gente que hoy vive en la
calle? ¿Te has percatado de la proliferación de campamentos en las periferias
de las ciudades? Quizás no te das cuenta. Vives en un mundo de privilegios y
comodidades, y eso distorsiona el cuadro. Pero déjame decirte que ese país de
veintitantos mil dólares per cápita no existe en la realidad.
Me parece que tú, tu familia, tus amigos y los
de tu clase, como el mismo Sebastián Piñera, estiraron demasiado el chicle. Se
confiaron demasiado en la capacidad de tolerancia de un pueblo cuyo carácter ha
sido forjado en la catástrofe natural, y que construye su paciencia sobre ese
sentimiento que habita en quien sabe que cualquier día lo puede perder todo y
que estará obligado a reconstruirse cada cierto tiempo. Te tengo malas
noticias: ese mundo que tanto te ha beneficiado da señales de agonía. Me
refiero a ese capitalismo oligárquico orientado a mantener incólumes las
estructuras de poder y privilegio de una minoría, esa especie de «estado de
bienestar para los ricos» como tú o, dicho de otro modo, ese «proyecto de
restauración de poder de clase», como decía David Harvey, lo que le permitió a
la oligarquía –esa que tú integras- saltarse todos los «inconvenientes» creados
por la democracia liberal, ahí donde el voto del panadero vale lo mismo que el
voto del banquero.
Eso que llamamos “neoliberalismo chileno”
comienza a agonizar, pues no te queda otra opción que repartir la riqueza y el
poder acumulados en todas estas décadas de vejaciones y abusos. Porque pucha
que se ha abusado, Bernardo. Mira nada más tu tío Eleodoro Matte, que estuvo
detrás de la colusión del confort. Porque ese es el problema de fondo: en Chile
se instaló la idea de que están todos choreando, y por choreo se entiende
también la contaminación y destrucción que tus empresas generan. En tu afán por
enriquecerse aún más, Bernardo, es que tú y los de tu clase han terminado
generando mucha infelicidad en millones de personas. No basta un “empleo” que
pague cuatro gambitas para que una vecina de Freirina se olvide del olor a
mierda de chancho que despedía el colosal plantel de cerdos que había en esa
localidad. A propósito: ¿seguirás haciendo los mismos negocios de mierda?
¿Cuándo será el día que te atrevas a hacer ciencia y tecnología para que la
calidad de los empleos sea mayor? ¿O es que acaso los niños de Chile estarán
condenados a tener empleos de mierda, Bernardo?
Hubo cosas este último tiempo que
contribuyeron a sacar los choros del canasto. Sólo te doy un ejemplo: el saqueo
del agua y lo que dijeron los empresarios para justificar algo tan inmoral como
dejar a cientos de miles dependiendo de camiones aljibe. No han tenido consideración
siquiera con esos pobres crianceros que a diario ven morir a sus animales.
Verlos en los matinales defendiendo lo
indefendible contribuyó a crispar los ánimos al igual como los comentarios de
los ministros. Ahora los escucho hablando de un nuevo pacto social, pero que
quede claro: ese nuevo pacto debe venir de una nueva Constitución que consagre
derechos sociales orientados a garantizar una vida decente para cada persona
que trabaje honradamente en este país. Ese pacto social no será legítimo si lo
suscriben los mismos integrantes de la casta política-empresarial que tienes
administrando tu fundo… (perdón, corrijo), tu país.
Entonces, para ir cerrando esta carta, vamos
a lo urgente: debes pagar ahora pensiones que no pueden ser inferiores al sueldo
mínimo. Y eso es sólo el desde. Hay que hacer una inversión enorme en salud y
educación. También debes empezar a meter plata en ciencia y cultura. Si no
quieres una sociedad de primates y pungas saqueadores, lo mínimo es educarla en
el respeto a la propiedad pública y ajena, bajo una cultura comunitaria e
integradora con el entorno, valorativa de lo público, por muy chocante que esto
te pueda parecer. O aceptas reconstruir el tejido social (sindicatos, juntas de
vecinos) o el país se te acaba por convertir en una favela repleta de cumas.
Tú, tus familiares y tus amigos deben actuar dando el ejemplo. Dejen de evadir
impuestos, dejen de coludirse, dejen de concentrar aún más la propiedad; prueba
qué tan meritorio eres de vuestra riqueza, sal a competir en buena lid. Paga
bien a quien trabaje bien. Ten la decencia de servir en el plato de Chile esa
pescá que le vendiste.
Otra cosa: sólo en la medida que contribuyas
al desarrollo incorporando investigación, desarrollo e innovación, entonces
sólo así tendrás beneficios tributarios. Si sigues haciendo lo mismo, lo que
implica contaminar y pagar sueldos de hambre, no sólo te vamos a subir los
impuestos, sino que también te vamos a cerrar el negocio.
La redistribución de la riqueza también pasa
por una mayor justicia territorial y un acceso democrático a la Justicia. Ya te
decía que es fundamental que tú o tus amigos se vayan presos cuando los pillen
haciendo trampa. Eso contribuirá a diseminar la idea de que no hay nadie por
sobre la ley. El punto es que ese modelo cruel y excluyente, capaz de empujar a
los más pobres a delinquir o endeudarse, definitivamente se acabó. Intenta ser
sensato, de otra forma puedes perderlo todo. Escucha a la gente. ¿Qué te dice
la gente, Bernardo? La gente te dice que si no va a ganar nada, entonces tú
tampoco ganarás nada. La noticia mala para ti es que tendremos que subirte los
impuestos, y no bajártelos. Y el rol productivo y fiscalizador del Estado
tendrá que ser mayor, porque necesitas ser socio del Estado para poder echar a
andar la matriz del futuro. En cualquier escenario, Bernardo, vas a tener que
compartir riqueza y poder. Eso te pide la gente.
La paz social cuesta plata, Bernardo. Los
países desarrollados son aquellos donde se pagan impuestos altos. Es una verdad
incontrovertible. Si no quieres comprenderlo, entonces jódete. Jódete tú y
todos los que te acompañan.
Atentamente
#ChilePeriodistaTeInforma
#ChileNoEstaEnGuerra
#EstoPasaEnChile