Por Patricio Segura Ortiz, periodista.
http://www.eldivisadero.cl/redac-54307
Hace un tiempo alguien me planteó que las dos principales fuerzas que mueven a las personas son el amor y el miedo. Ni siquiera el odio, que sería algo así como el antónimo del amor. Para mi tradicional razonamiento lógico dual, aquello ya me parecía poco coherente. Y así lo pensé por largo tiempo.
Los últimos acontecimientos en el país me han obligado a volver sobre estos ejes. Sentimientos que conviven en cada uno de nosotros y nosotras, y que se exacerban en circunstancias extraordinarias como la que estamos viviendo. En la región lo supimos durante el Movimiento Social “Aysén, tu problema es mi problema”.
Sobre el amor ya se ha escrito bastante. La Teletón, nuestras “27 horas de amor”, ha escrito un tipo de relato sobre un Chile solidario, altruista, desde la filantropía, que asoma con mucha más fuerza durante las catástrofes y estados de excepción. Pero también está el otro amor, el que reconoce al otro como legítimo otro como nos enseñara Maturana, en sus visiones, valores, derechos, verdades, opciones personales. El del respeto, no de la asistencia vertical.
Pero junto a las demandas sociales y ambientales que se han planteado, en el marco de una Nueva Constitución vía Asamblea Constituyente, se devela un sentir que recorre Chile de punta a cabo. Que lo ha transitado por mucho, demasiado tiempo. Y este es el miedo. El miedo a quedar sin trabajo, el miedo a enfermarse, el miedo a llegar a viejo, el miedo a caminar solas por la calle, el miedo a decir lo que se piensa y cree, el miedo a la violencia personal y al despojo, el miedo a ser acusados injustamente. No es el resentimiento, como se planteado desde el privilegio, es el miedo a no encajar, a quedar en el camino en la feroz sociedad actual.
Hace pocas semanas un colega interpeló al diputado René Alinco por su abstención en la acusación constitucional en contra de la ministra de Educación Marcela Cubillos. Y lo dijo expresamente: “Escribo esta columna consiente de las repercusiones que tiene hacer esto en contra de alguien que gana más dinero que el 95% de los y las chilenas, con poder, medio de comunicación propio, además de la plata para pagar cobertura de otros, sin mencionar esas redes digitales anónimas, asociadas o adherentes, para desprestigiar y encima de eso, con tiempo, fuero y muy, pero muy poco criterio, me refiero al diputado oficialista René Alinco”.
Y la semana pasada una vecina de Puerto Guadal supo que el alcalde de Chile Chico Ricardo Ibarra, con todo el poder del municipio, presentó un recurso de protección para acallar sus comentarios críticos, actuales y futuros, en la controversia por la eventual demolición de un inmueble patrimonial en Puerto Bertrand.
En ambos casos opera el miedo. El miedo del ciudadano, ciudadana, del pueblo llano, a ejercer un derecho tan básico como la libertad de expresión y la deliberación sobre lo público, sobre el actuar de nuestros representantes. El miedo no de quienes se atrevieron a levantar la voz, sino de quienes callaron cuando desde lo alto quienes tienen algo de poder lo ejercen discriminatoriamente.
Convocante es movilizarse en contra de las injusticias sin cara ni nombre, esas que perpetran otros y otras allá lejos. Pero cuando la inequidad está a tu lado, afecta a mi vecino o vecina, y en apoyarle algo puedo perder frente, se diluye el compromiso con la justicia social.
Si algo podemos aprender en estos días es a luchar para terminar con los miedos. A no poder parar la olla, a enviar a los hijos al colegio o a la universidad, a tener una enfermedad catastrófica, a llegar a la tercera edad. Y también, a luchar por nuestros derechos y de los demás.
El autoritarismo no es solo un pasaje en la historia de la dictadura. Está bien presente hoy y es responsabilidad de todos y todas construir un país donde el temor no sea una constante en nuestra vida personal y social.
Ese es el pacto social que también hay que construir. Ese el ethos ético que debe este proceso también acoger. Y ese no es más ir dejando el miedo atrás.
Fotografía: Sergio Bastías, Alejandra Guerrero, Pressenza |
#ChilePeriodistaTeInforma
#ChileNoEstaEnGuerra
#EstoPasaEnChile