Por Jorge Montealegre, periodista y escritor
Lo pelamos un buen rato: Ya que a
los dibujantes se les quitó la posibilidad de obtener el Premio Nacional de Periodismo, ¿por qué no se
le da a José Gai que es buen periodista y buen dibujante? Lo merecía por ambos
lados. Así rescatamos el premio de a poco. Cierto. ¿Y por qué no publicar la
serie de caricaturas que Pepe Gai hizo sobre los diversos oficios periodísticos
que publicó en “A toda prensa”? Esos
originales –donados por el autor- están
enmarcados en la oficina de la presidencia del Consejo Nacional del Colegio de
Periodistas. Era buena idea y José Gai dijo que bueno. ¿Cuándo nos juntamos? Como
otras cosas, quedó pendiente ese librito que nos encargó Douglas Hübner,
presidente del Círculo de Periodistas.
Releo una crítica de Camilo Marks
a su novela más premiada: “Hay que decirlo sin reservas: Las manos al fuego, de José Gai, es la mejor novela negra que se ha
escrito en Chile durante mucho tiempo […] Gai ha logrado una proeza digna de
ser aplaudida, tanto por su fidelidad y apego al modelo que escogió como por
resultar airoso frente a colegas que apenas saben hilvanar una historia”
(Página abierta, 2006). Ese era el nivel de reacciones que suscitaba la
narrativa de José Gai, autor de cuentos magníficos que eran lectura más que
sugerida en los talleres de Pía Barros. Sin ser un canje, su otro-yo de
dibujante ilustraba cuentos de otros autores en los trípticos que formaban los
libros-objeto que Pía publicaba como “Ergo Sum”. Rápido, diligente, sin
aspavientos, respondía solidariamente al pedido. Ese espíritu estaba en sus
colaboraciones para “Tiro & Retiro”, de los años ’80, revista underground
publicada bajo dictadura. En esos años, a pesar de trabajar en Las Últimas
Noticias, de la empresa El Mercurio, cambiando de estilo y seudónimo se las
arreglaba para colaborar en Cauce,
quizás la revista más odiada por Pinochet. No callaba su su opinión política.
Está en las viñetas para Cambio 21 y en su libro “Y Piñ-era mucho… poquito… nada… o como sobrevivir al ‘tusunami’”.
En las páginas en que no podía
dar su opinión política dibujaba tiras futboleras. Así, desde 1982 publicó
“Ñoñobáñez” (caricatura basada en el técnico Luis Santibáñez) en el suplemento
deportivo de LUN. Están registradas en el libro “Ñoñobáñez, 20 años de fútbol chileno”, de Malatesta.
Siempre sobre fútbol, reunió sus colaboraciones para La Nación (firmadas por
“Bwana, otro de sus seudónimos) en el libro “Sabor a Gol”, de 1997. En ese diario ilustraba también las crónicas
de Pedro Lemebel, que han sido rescatadas en libros sin esas ilustraciones que eran muy adecuadas y artísticas. Porque
era un artista muy completo, lo que se puede constatar en la saga de novelas
gráficas “Capitán Garra” y otras que connotan no solo su talento plástico sino
también la seriedad de sus investigaciones de épocas.
En fin, José Gai muchas
veces no firmaba: era callado hasta para eso.Con variedad de estilos y
seudónimos para una versatilidad y modestia admirables. Amable. ¿En qué estás?
¿Cuándo nos juntamos?
La Reina, 15 de junio
de 2019.
Desde la Octava region, les enviamos nuestro recuerdo del gran Pepe Gai...ojala lo puedan subir...saludos
ResponderBorrarArtista de la Pintura y la Caricatura, solidario, consecuente, comprometido, periodista de mil batallas, amigo, compañero. El Pepe deja un vacío imposible de llenar.
ResponderBorrarMi abuela Perla echeverria lo conoció si alguien tiene el correo de el me lo manda
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