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Hernán Uribe Ortega: Profesionalismo, militancia y ética

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Por Oriana Zorrilla
Presidenta del Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas


Es un hecho normal despedir a una persona que ha vivido intensos 94 años, sin embargo, duele, cuando se constata que, con Hernán Uribe se va una generación.

Al hablar de él, aludimos a una generación de periodistas, de hombres y mujeres apasionados, no sólo con el ejercicio profesional, sino que con un amor y un compromiso profundo con la vida social y política de nuestro país.

Su existencia fue plena. Siempre vinculada a la militancia en el periodismo, en las tareas gremiales y en las filas del socialismo como se decía en otros tiempos. Por eso es un honor despedirlo a nombre del Colegio de Periodistas de Chile.



Conocimos a Hernán en distintos espacios y épocas. Recorriendo su vida, no deja de asombrarnos con sus inmensas capacidades de análisis político y pedagógico.

Desde sus inicios estuvo cercano a la intelectualidad.En los años cuarenta fue secretario de Pablo Neruda, antes que el poeta fuera electo senador de la República y en los años setenta, trabajó con el Presidente Allende para comunicar al mundo sobre la reunión de la UNCTAD Tercera, que fue un acto grandioso para la inserción internacional del Gobierno Popular. 

Desde sus comienzos, trabajó para la prensa escrita, en“El Siglo”; en el periódico “Democracia”, durante los tiempos de González Videla; en el vespertino “Última Hora” y, en los orígenes de un medio en el que no podía faltar: la fundación de“Punto Final”.

Era de esos periodistas hechos a mano, moldeado por las convicciones e incansable. Ya, en ese entonces se sumó al trabajo gremial.

En el Colegio de Periodistas asumió tareas dirigenciales como secretario general y consejero nacional, muchas veces.

Fue fundador de organizaciones gremiales, dirigente de ellas y con tenacidad las mantenía en marcha; además, de ser un educador de quienes nos iniciábamos en esa tarea.

Con una perspectiva de larga vista tomó contactos, forjó espacios gremiales periodísticos en la patria latinoamericana y en el amplio mundo que por esos años vivía el socialismo. Así se sumaron a  su vida la Organización Internacional de Periodistas, OIP y la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP.
En su trabajo  periodístico, fue corresponsal de la ADN, agencia de noticias de la República Democrática Alemana, de Xinhua de la República Popular China, y  de Prensa Latina para Cuba.

Por cierto, que la trayectoria de Hernán estuvo plasmada de vida: tuvo amores, matrimonios, hijos propios y aportados. Amó a sus hermanas Chela, Telma y Marta, quienes también compartían sus ideales.

Hernán, también en lo profesional cometió “delitos de opinión” como les llamaban a los actos represivos en su contra, que le penaron hasta avanzada edad, cuando no le permitieron salir del país por algo ocurrido casi 60 años antes.

También fue “el primero y único periodista desnacionalizado” como el mismo se autodefinió, cuando lo despojaron de la nacionalidad chilena, junto a Orlando Letelier y Volodia Teitelboim.

La causa fue un artículo de Hernán publicado en el diario “Excélsior” de México, según consta en las Actas Secretas de la Junta en 1974, publicadas por su amigo y compañero de tareas gremiales, Guillermo Torres Gaona.

En esos tiempos la prensa nacional lo llamó “periodista apátrida”, “castrista de punto final” o “periodista, mal chileno”.

¡Qué contradictorio!, cuando Hernán Uribe, siempre sumó, unió y enseñó a las jóvenes generaciones como maestro universitario en México y en Chile.

Hernán fue penetrante y supo mostrar sus convicciones con agudeza solidez.

En una breve selección José Dos Santos, su amigo periodista cubano, nos recuerda varios de sus artículos: “Londres: hace 17 años declararon reo a Pinochet”, “Septiembre de 1973: Pinochet inventa una guerra para asesinar a los chilenos”; “La Paz en busca del mar perdido”; “Obama y Cuba”; “Dalai Lama: un político con disfraz religioso”; “John Reed, un periodista que estremeció al mundo”, entre otros.

Lidia Baltra, en un gran artículo para página 19, realiza su propia selección de los libros de Hernán:“Ética Periodística en América Latina. Deontología y estatuto profesional”; “Operación Tía Victoria”, “La invisible mordaza. “El mercado contra la prensa”, donde denuncia el poder de los grandes medios de comunicación que lo invaden todo con su propaganda hegemónica sobre el modelo neoliberal.

¿Cómo olvidar entonces que, gracias a sus empeños y artilugios, junto a otros periodistas de la misma cepa, cómo Mario Díaz Barrientos, quien también nos dejó su legado y con Manuel Cabieses, a quien hoy postulamos al Premio Nacional de Periodismo 2019, lograron sacar el Diario del Ché Guevara en Bolivia? Y que luego  fue publicado con honores.

Sus artículos y sus libros muestran la diversidad de intereses y enormes inquietudes de este “inmenso periodista”, cómo lo definió Hugo Guzmán, actual director de “El Siglo”, quien junto a su hermano Rodrigo, tuvieron el privilegio de crecer junto al esposo de María Teresa Rambaldi, nuestra inolvidable Teté, una familia siempre cercana al periodismo comprometido.

Profesionalismo, Militancia y Ética fueron su materia prima.Sin titubeos, ni dejarse amedrentar por los poderosos; que enfrentó siempre.

Los sentimientos que embargan a los periodistas chilenos traspasan nuestras fronteras, porque si bien es cierto, todos sabemos que Hernán Uribe nació en Chile, tenemos plena conciencia que fue un periodista latinoamericano y universal en sus acciones y en sus obras. Las generaciones jóvenes deben conocerlo, leer sus libros y sus artículos que tienen plena vigencia.

Hernán Uribe, no te olvidaremos, ya estás inscrito en la historia gremial, política y periodística de tu país, con tus cualidades de viejo inteligente, de humor irónico, sarcástico, encantador, algunas veces cascarrabias, pero tan dulce  y sabio.