Periodismo
en tiempos de desastres
Una vez más Valparaíso debe
enfrentar una tragedia que conmueve a la ciudad, al país y al mundo entero, a
partir de los relatos que la prensa y el periodismo ofrecen en sus múltiples
formatos y discursos. El incendio de este inicio de año 2017, aplicable para
todas las demás catástrofes que enfrentamos, sin embargo, tiene una dimensión
que siempre será inabarcable para quienes tenemos como profesión informar a la
población y es, precisamente, el dolor y la desesperanza que viven personas,
familias y comunidades que ven extinguidos sus hogares, sus recuerdos y los
lugares más íntimos que nos dan sentido como seres humanos.
En ese marco, y a propósito
de la crítica que hiciera el Alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, al desempeño
de algunos colegas y medios, nos parece oportuno señalar lo siguiente:
-
El Periodismo es ante todo una herramienta
con fines sociales claramente establecidos. Así lo declara el artículo primero del
Código de Ética de nuestro Colegio, que en su concepción más elevada lo sitúa
como un ejercicio ético que debe ante todo resguardar la dignidad y entereza de
las personas, de los seres humanos y sus comunidades, especialmente cuando una
tragedia de esta magnitud transforma las fisonomías territoriales y la vida de
cientos de mujeres, hombres, niños, niñas y ancianos.
-
Ello, por supuesto, no colisiona en ningún
sentido con la necesidad y deber de informar acerca de una situación de esta
magnitud. La ciudad, el país y el mundo deben ejercer ese derecho a la información
que permita, además, organizar acciones de apoyo y recuperación de lo perdido.
Allí, el modo de informar, la relación con la fuente, la sutileza de los y las
periodistas termina siendo un rasgo definitorio que debe ser ejercido desde una
ética implacable, fundada en el respeto a los derechos humanos de las personas que
sufren, sus familias y comunidades.
-
Por eso, resulta inaceptable hacer de los
escenarios de la tragedia (lugares quemados o albergues) una pasarela para
quienes hacen del dolor un producto transable y operador del morbo, olvidando
el sentido de la noticia y volviéndose ellos mismos actores de la misma. Allí,
los medios, comités editoriales y jefes de informaciones deben ser los primeros
en establecer los principios éticos para sus equipos.
-
Comunicar en condiciones de catástrofe, guerra,
transgresión de derechos humanos, emergencias, hechos policiales u otros, es
una oportunidad para abordar los temas de fondo. Siempre existirá una primera y
necesaria instancia para consignar datos del hecho noticioso, pero una vez que
ya está consignado es vital adentrarse en los temas de fondo, en las causales,
en el análisis de las múltiples y complejas variables que pueden estar
convergiendo. Como periodistas y trabajadores y trabajadoras de las Comunicaciones
debemos propender a tener actitud vigilante del entorno. Entonces, se hace
imprescindible contar con herramientas para una mirada del periodismo centrado
en lo humano, en, con y por los derechos humanos.
-
Como Colegio de Periodistas reivindicamos el
deber de informar y el derecho a ser informado, pero lo hacemos protegiendo el
respeto irrestricto a los derechos humanos, especialmente en situaciones de
catástrofe como la vivida en Valparaíso en estos días.
-
Nuestro país tiene en su historia un periodismo
serio y responsable, valiente incluso en los peores días de la dictadura cívico
militar. Esa misma tradición y fortaleza ética la han demostrado decenas de
medios que se han articulado para informar a la población de Valparaíso, en el
transcurso de estos días, de modo especialmente respetuoso frente al dolor de
los otros. Reconocemos a esos colegas que entienden que el Periodismo es ante
todo una experiencia humana al servicio de los otros.
COLEGIO DE PERIODISTAS
REGIONAL VALPARAÍSO
REGIONAL VALPARAÍSO