La Presidenta del Colegio de Periodistas, Javiera Olivares, manifestó su preocupación y rechazo por el nuevo titular del vespertino el diario La Cuarta, que en su publicación de hoy jueves 10 de marzo tituló “El amor y los celos la mataron" haciendo referencia al asesinato de la joven colombiana, Yuliana Andrea Aguirre Acevedo.
La Presidenta del Colegio de Periodistas, Javiera Olivares, manifestó su preocupación y rechazo por el nuevo titular del vespertino el diario La Cuarta, que en su publicación de hoy jueves 10 de marzo tituló “El amor y los celos la mataron" haciendo referencia al asesinato de la joven colombiana, Yuliana Andrea Aguirre Acevedo.
Olivares enfatizó que el tratamiento de esta noticia trivializa y hace natural un delito tan grave como el femicio, “por lo que rechazamos nuevamente este tipo de publicaciones e insistimos en la urgencia de regular los contenidos que atenten contra los derechos básicos de las personas e incumplan el rol social de un periodismo responsable que aporta al fortalecimiento de la democracia”.
En el mismo sentido, la dirigenta recordó el informe presentado por la Organización de la Naciones Unidas, ONU Chile, publicado en el año 2004, que aborda el tratamiento de la prensa nacional sobre los femicidios, consignando en particular el caso de La Cuarta y su cobertura a los hechos de violencia extrema en contra de las mujeres.
Olivares destacó que dicho documento revela los efectos del lenguaje y la prensa sensacionalista en la ciudadanía, con información que naturaliza o descontextualiza los asesinatos femicidas, "lo que es un obstáculo para el ejercicio crítico de la ciudadanía, que confunde y que además pone en clara evidencia las falencias del Estado en orden de evitar y regular, no solo las muertes, sino que la responsabilidad de los medios de comunicación en ese sentido”.
Cuando acabamos de conmemorar el Día Internacional de la Mujer, que concluyó con una amplia convocatoria en el centro de Santiago, la presidenta del Colegio de Periodistas de Chile llamó a los medios a ser responsables con el lenguaje sobre la violencia de género y velar por el ejercicio ético de la profesión que tiene como mandato la defensa de los derechos humanos y la democracia, lo que en este caso implica cuidar la caracterización, figura o redacción de estos crímenes y no naturalizar la violencia que los agresores ejercen en contra de nuestras mujeres
