Por Silvia Núñez Hernández / Fuera de Foco / Plumas Libres / 10-02-2016
Créditos: Ernesto Carmona
El estado de Veracruz ya es un campo minado. Con la confirmación del asesinato de la periodista de Orizaba Anabel Flores Salazar, quien fue sustraída de su domicilio cuando dormía con su pequeño hijo recién nacido y su hijo de 4 años edad la madrugada del 8 de febrero. Este repugnante hecho, ha sido nuevamente un revés para quienes ejercemos el periodismo no oficial en la entidad veracruzana. Es un grado de impotencia que inunda y que provoca invocar la real justicia divina –si existe- y el pase de factura a esos seres putrefactos que no reparan en matar por placer.
El Fiscal Luis Ángel Bravo Contreras no investigada nada, pero acusa a todos de narcos / Fotover |
Enrique Peña Nieto [presidente] y Miguel Ángel Osorio Chong [ministro de Interior] lo saben y no mueven ni un solo dedo por sacar de la inmundicia en la que mantiene el gobierno de Javier Duarte de Ochoa a los veracruzanos. ¿La causa? Simple, el ejecutivo estatal es parte de su familia política y por lo tanto, a la “famiglia” - como los verdaderos capos - se les protege a capa y espalda. Duarte no está ejecutando nada extraño que él mismo Enrique Peña no esté emprendiendo en contra de la propia nación.
El Colectivo Solecito Veracruzano ha solicitado por medio de un comunicado de prensa la destitución de Arturo Bermúdez Zurita [Secretario de Seguridad Pública]. Naturalmente nadie les concederá esa solicitud. El propio gobierno lo ampara, lo protege y jamás dejará que el Secretario de Seguridad Pública sea destituido de su cargo. El manto de la impunidad es invisible pero bastante efectivo para quienes se dedican a delinquir dentro de su propio gobierno.
Este lamentable y atroz suceso en contra de la periodista de Orizaba, se viene a conjuntar también con la indignante noticia que la Secretaría de Gobernación federal le dio a don Bernardo Benítez Guerrero y Columba Arroniz González, padres de Bernardo Benítez Arroniz, como también de la señora María del Carmen Díaz Garrido, madre de Alfredo González Díaz, los dos jóvenes que según pruebas de ADN fueron identificados en un terreno ubicado en Tlalixcoyan, lugar en donde trasciende que los grupos delincuenciales tienen asesorados a los habitantes, quienes desde la seis de la tarde, prefieren abandonar las calles –aunque tengan algo que hacer en algún lugar- para guarecerse en sus casas. Saben que adentro de ellas no hay garantía de seguridad, pero prefieren implementar el “auto-toque de queda”, para evitar ser secuestrados por los grupos delincuenciales incrustados en el municipio y en las zonas aledañas. Todo con la total y absoluta permisividad del secretario de Seguridad Pública. El papel del fiscal General del Estado (FGE), Luis Ángel Bravo Contreras, es recoger y esconder toda la inmundicia fecal en la que opera este gobierno duartista.
Enrique Peña Nieto debe de sentirse identificado con Duarte. Un caso similar le ocurre a él con el secuestro que elementos de Seguridad Pública en complicidad con los del Ejército Mexicano le hicieron a los 43 jóvenes de la normal rural de Ayotzinapa. De la misma manera que pensó que los padres de los estudiantes de Guerrero se conformarían en recibir y dar como cierto la identificación de sus hijos a través de un pedacito de hueso. Aquí, el fiscal General del Estado de Veracruz pretende que Don Bernardo, Columba y la señora María del Carmen se conforme con un pedacito de tibia, cenizas y una camiseta.
Foto Anabel Flores Salazar |
Sandra Luz Morales, tía de Anabel Flores Salazar, concedió una entrevista a AGN Veracruz. Ella abogaba por la “humanidad” del fiscal para que este encontrara a su sobrina con vida. Su voz realmente apagada en donde en momentos cuando describía la forma en qué esos hombres vestidos de militares y encapuchados se llevaban a su sobrina, su voz se quebraba. Mantenía la esperanza de encontrar con vida a Anabel y pedía Bravo Contreras que la encontrara y se la devolviera a sus pequeños hijos. Minutos después de concluir la entrevista, trascendió el hallazgo del cuerpo sin vida de una mujer en una carretera de Puebla por parte de la FGE de Puebla –que coadyuvaba con la búsqueda- advertía sobre la posibilidad que fuera Anabel Flores. Luego, la terrible confirmación no se hizo esperar. Se trataba de la colega periodista, quien fue arrojada en una carretera poblana por parte de los “chacales” que le arrebataron la vida y sin importarles que dejaba en la orfandad a sus dos pequeños hijos.
Actualmente el periodismo en Veracruz vuelve ser golpeado. Nuevamente seremos noticia internacional y nacional, pero al parecer al gobierno de Javier Duarte de Ochoa ya no le provoca ningún malestar verse en todos los noticieros del mundo, saberse popular, pese a que dicha “fama” sea para demostrar su incapacidad como gobernador.
La indolencia del gobierno ya duele. Pesa en cada uno de los periodistas asesinados. Es un lastre cada día más pesado entre aquellos comunicadores que lamentamos los crímenes a otros colegas, qué no participamos en campañas fabricadas por el propio gobierno. Comentaba una valiosa y ejemplar periodista veracruzana, el peor enemigo del gremio periodístico, es el propio gremio. Absolutamente cierto.
Pero también existen de periodistas a periodistas. Aquellos que realizan su trabajo y aportar a la sociedad un verdadero espacio de denuncias. Otros, que no dudan ni de pisotear su nombre y dignidad por un “tajo” de dinero.
Nuestra solidaridad y apoyo sincero para la familia de Anabel Flores Salazar; y también para Bernardo Benítez Guerrero y Columba Arroniz González, padres de Bernardo Benítez Arroniz; José Benítez Herrera y María de la O Santos, padres de José Benítez de la O; Dionisia Sánchez Mora, madre de Mario Arturo Orozco; Carmen Garibo Maciel, madre de Susana Tapia Garibo y- María del Carmen Díaz Garrido, madre de Alfredo González Díaz.
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