por Javiera Olivares Mardones
Presidenta
Colegio de Periodistas de Chile
Publicada en El Quinto Poder
Ya hace casi 200 años los postulados marxistas advertían que
las ideas de la clase dominante son -en todas las épocas- las ideas dominantes,
arguyendo que quienes ejercen el poder material en la sociedad, buscan también
hegemonizar el poder de las ideas. Se iniciaba así la elaboración de un vasto
cuerpo teórico predictivo respecto de los efectos de los medios de comunicación
de masas como herramienta de subordinación.[1]
Desde la perspectiva crítica, se publicarían innumerables
análisis sobre los mass media, pasando por los enfoques marxistas más
tradicionales, hasta la teoría derivada de la Escuela de Frankfurt y sus
intelectuales más contemporáneos. Desde clásicos como Antonio Gramsci y hasta
Max Horkheimer, Theodor Adorno y Herbert Marcuse, la idea de que la cultura de
masas es el principal medio gracias al cual el capitalismo habría alcanzado un
proceso de dominación extremadamente sutil, ha sido una problematización clave
para quienes estudian teoría de la comunicación.
En este escenario teórico, las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación (TICS) irrumpieron irrefrenables como nuevo
desafío teórico. Es importante tener claro que, si bien hoy la Globalización
neoliberal imperante ha sido la plataforma para que las nuevas tecnologías de
información se extiendan y con ellas se produzca prácticamente la
instantaneidad de los mensajes, esto no necesariamente redunda en mayor
democratización comunicativa.
Variadas experiencias parecen ilustrar que la revolución de
las tecnologías de la información, la comunicación y el conocimiento han
permitido instalar el componente subjetivo de la Globalización neoliberal, es
decir, el fundamentalismo de mercado con la consecuente transnacionalización
valórica de éste. Denominado por ciertos analistas como Infocapitalismo, sus armas
de expansión civilizatoria serían la microelectrónica y la cyber cultura, que
sobrepasarían los sistemas de producción e incluso trastocarían el
comportamiento de los individuos a nivel local[2]. Bajo esta matriz de
análisis, las nuevas tecnologías parecen ser las principales generadoras de la
más sofisticada herramienta difusora de valores y prácticas culturales. Cabe
entonces hacer la siguiente pregunta: ¿Son las plataformas provistas por la
revolución tecnológica espacios de democratización de la cultura imperante?
Efectivamente la masificación de las nuevas tecnologías ha
otorgado mayores posibilidades de acceso a la información, de transmisión
instantánea de mensajes y con ello, incluso ha podido ser -en algunas
ocasiones- un elemento al servicio de discursos contra hegemónicos o
herramientas de organización de sectores sociales críticos al modelo de
desarrollo neoliberal. Sin embargo, en su mayoría, las nuevas tecnologías
tienen un correlato símil al lenguaje globalizante, cuyo afán informador en la
mayor parte de las ocasiones parece cumplir un rol de carácter doctrinario.
Diversos son los ejemplos de grandes potencias mundiales utilizando las nuevas
tecnologías de información como herramientas de hegemonía cultural y
dominación, a partir de un complejo entrecruzamiento de fuerzas políticas,
sociales y culturales[3]. Claros son los casos de la información tergiversada
que se ha producido durante las últimas invasiones de Estados Unidos en Oriente
Medio, especialmente en Irak y Libia, donde el relato mediático refrendó el
combate de armas de destrucción masiva, primero, y un supuesto afán
democratizador, después. Claro es también el reciente caso de guerra civil en
Siria, donde la información adulterada ha tendido a confundir la aspiración
expansionista de Estados Unidos y su interés en el petróleo del vecino Irán,
con un supuesto impulso auto democratizador del pueblo sirio.
¿Optimismo?
Con todo, parece ser demasiado optimista la propuesta
teórica que augura una gradual e inexorable democratización de la cultura a
través de las diferentes redes sociales y plataformas generadas por las TIC.
Si bien, las nuevas tecnologías son una alternativa
poderosísima que puede convertirse en herramienta que coadyuve a construir
correlaciones de fuerza distintas en la esfera política y cultural, es evidente
que aquello no representa una amenaza al indiscutible poder de las compañías
trasnacionales y su lógica cultural de mercado que domina la sociedad mundial.
Como alternativa a este escenario un tanto pesimista,
resulta interesante revisar la propuesta teórica del Departamento de Economía y
Política Internacional del Centro Cultural de la Cooperación de Argentina, que
plantea el concepto de Redes de Resistencia Global (RRG), una especie de
resistencia política a la nueva realidad mundial. De acuerdo a esta matriz de
análisis, el objetivo compartido
por los miembros de esta nueva resistencia, es luchar contra la globalización
neoliberal y sus consecuencias (la concentración de la riqueza y el poder, la
extensión de la pobreza y de malas condiciones laborales, la destrucción de la
naturaleza, etc.).
La articulación de las RRG en un mundo cultural ensordecido
por un monólogo de oligopolios comunicacionales, se basa en la capacidad de
agrupar a organizaciones diversas: algunas centradas en la protección de la
naturaleza, otras en las condiciones laborales de los trabajadores del planeta,
pero todas unidas por el rechazo a los efectos nocivos de la globalización neoliberal.
Las tecnologías comunicacionales funcionales a las formas de organización
económica y política expuestas, han sido utilizadas por estas redes para
coordinarse y difundir un mismo mensaje en todo el globo, además de ser capaces
de converger en acciones simultáneas. En estos casos, cuyo ejemplo claro fueron
los estudiantes chilenos movilizados en 2011, las TICS podrían constituir una
herramienta para construcciones políticas contra hegemónicas, mas nunca su
reemplazo.
[1] MARX, Karl, ENGELS, Friedrich. La ideología alemana. Editorial Grijalbo.
Barcelona, España. 1974.
[2] Camejo, Armando J. Globalización, Tecnología de la Información y
Flexibilización Laboral. Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y
Jurídicas. Número 19. Universidad Complutense de Madrid. 2008.
[3] POLLERI, Federico. Hegemonía Cultural. En
http://www.gramsci.org.ar/12/polleri_heg_cult_lucha.htm